CONSTELACIÓN DE ACUARIO |
El argomante, acaso
bajo el efecto de Fata Morgana, puede ver nuevos horizontes, islas y castillos
y también, entre una mirada de mujer y sus pies, cómo se gesta un cuerpo
sideral en la constelación de Acuario. Sentir el magma ardiente y el oscuro
rugido de la materia precediendo el nacimiento de la luz que abre la puerta de
todos los misterios y él, incapaz de resistirse al deseo, quemar las naves del
diluvio, para abandonarse al abismo de los muslos que sitúan las estrellas y
organizan los sistemas solares, los cúmulos globulares y las nebulosas
planetarias haciendo que An, el derramador, vierta de placer las aguas de la
inmortalidad sobre la nueva galaxia.
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