sábado, 4 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XII]

CONSTELACIÓN DE PISCIS

Un día, cierto amante navegó por la espalda de su amada y, cuando el pez, exhausto, agonizaba boqueando de deseo, un respingo del cuerpo amado le abrió el desfiladero de las nalgas. Atravesó el pasaje de Tauro, que marca el límite de los hemisferios, y salió en el mar constelar de Piscis donde brillaban millones de peces albinos bajo dos estrellas colgadas de una cuerda. En ese instante, un cataclismo de horas y carne sacudió el cuerpo de la amante, quien asistió al orto y ocaso de mil soles y al nacimiento de lampos que siguen desde entonces la dirección futura hasta el fin de los tiempos. Llorando de gozo y dolor, ella comprendió que, aunque lo intentara, ya le sería imposible olvidar al argomante. 

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