CONSTELACIÓN DE VIRGO |
Amantados con el anillo
de Saturno y bajo el influjo del fuego de Leo, el argomante llevó a su amada
por la curva de la Osa Mayor lamiendo con su espiga los secretos de Virgo. Fue
así cómo, tendidos ambos sobre los campos de estrellas de las once galaxias de
la constelación, ella sintió en su vientre la contracción de la materia que trae
consigo la noche estelar y al mismo tiempo el estremecimiento de las tormentas magnéticas
que preludian, en el núcleo de los soles, el nacimiento de la luz.
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