CONSTELACIÓN DE SAGITARIO |
Mientras el eco del
último Big Bang reverberaba perdiéndose en la negrura estelar, los amantes se abandonaron
el uno sobre el otro, para que sus cuerpos recuperaran las estructuras
moleculares básicas que la gran explosión había dispersado. Él guardó su sexo
en el cálido ecuador que partía el planeta en dos hemisferios y, desde el
observatorio que le daba la cabeza apoyada sobre la nuca de la mujer, observó que en el sector de
los hombros, en el cuadrante Oeste de la constelación del Arquero, había dos
pequeños asteroides, uno más grande que el otro, que parecían orbitar muy lejos
del planeta al que pertenecían. El argomante contuvo el aliento, oyó la
respiración de lo desconocido y sintió que la radiación infrarroja de una
estrella menor alcanzaba la constelación.
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