En el mismo instante en que vi sus rostros, me reconocí. Su silla estaba vacía. En el cuaderno de notas que había dejado sobre la mesa, leí:
«En el mismo instante en que vi – en que creí ver- sus rostros, me reconocí».
[Fragmento del Cuaderno de notas de Manuel T.]
6 comentarios:
¿Y quien es el otro? ¿El que mira? ¿El otro olvidado?
Verse en el otro, no lo acabo de entender...
¿Verse en otro y desaparecer?
Creia que lo cierto era verse en otro para permanecer.
...
Así es Mon, verse en el otro es otra forma de permanecer. Sin embargo, el otro en el que te reconoces no siempre es alguien que, necesariamente, está presente o vivo. Otras veces los otros rostros son tus propios rostros hasta entonces ignorados, porque en definitiva no somos uno sino dos o más y de aquí nuestra complejidad y nuestras contradicciones.
En ningún caso el o los rostros en que te reconoces es del olvidado.
Un abrazo
Eso está realmente bien, Antonio (me gusta tu poesía pero sólo se puede comentar aquí). Aunque ponerse en la piel del otro sea serlo, ¿uno mismo es el vehículo o el fin?
Me alegra N.B. de que te gusten mis notas, apuntes que luego nutren los poemas. Creo que somos eslabones, vehículo y fin de la vida, la cual, desde nuestras limitadas inteligencias sólo la percibimos del mismo modo como vemos una línea, apenas un segmento.
Un abrazo
Captado pero pensé que nutrían o prolongaban el Cuaderno. :)
Creo que la respuesta que diste más arriba se ajusta a esta entrada. Un abrazo
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