Alcé la vista y vi que la torre de Babel se había multiplicado. Supe que no era un espejismo cuando la ciudad me atravesó el vientre y mis vísceras se derramaron lentamente trazando un laberinto de calles. En silencio. La agonía es interminable. Dios es la eternidad.
[Del Cuaderno de notas de Manuel T. - Imagen: Torre Bicentenario, México]
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