lunes, 29 de septiembre de 2014

CONSTELACIONES [VII]



A cinco grados al oeste de Neptuno, se halla la espalda de la amada que el peregrino recorre con el moroso paso de quien no quiere llegar sino de disolverse como lo hace la piedra en la cóncava suavidad de la duna.  Mas, desde ese lugar donde se encuentra, el náufrago observa que el brillo de las cuatro estrellas más luminosas de la Cabra pasa del dorado al rojo y que la música del cosmos que alentaba su corazón lo hace del grave al agudo, como si un cometa se alejara de él dejando tras de sí una cabellera de dolor.

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