El caminante sobre el mar de nubes, de Kaspar Friedrich |
Para Iván Humanes
«Me dijo el maestro zen Ejo Tanaka: Cuando estás lejos ves inmensa a la montaña.
Cuando estás en su cima, no la ves». Al leer esto en el facebook de Iván Humanes, Pi, que siempre había
vivido en la llanura y visto su líquida semejanza, el mar, sintió curiosidad
por conocer una montaña. Movido por ella, al día siguiente se encaminó hacia el
Oeste, hacia esa línea blanca que brillaba en el horizonte y que alguien le
había dicho que era la cordillera. «Desde aquí no parece que el maestro tenga
razón», se dijo Pi que, a medida que se acercaba, veía cómo aquella ligera ondulación
al final de la planicie se agrandaba y que al llegar ante ella se alzaba como
una duna o una ola insalvable. Aún así la trepó y cuando dejó de verla tuvo la misma
sensación de infinitud que le causaban la llanura y el mar. «Desde la cima no
ves la montaña –se dijo-, pero ves su abismo».
De Voces del fuego.
2 comentarios:
Es decepcionante la pérdida de la montaña desde su cima. Yo lo descubrí al trepar el Uritorco, mientras lo subía, y a pesar del enorme esfuerzo que significa subir una montaña, se me cayó el alma a los pies: la cima nunca se ve. Sólo se llega. Y cuidado, que llegar tiene su precio ;)
Saludos
Querida amiga, todo esfuerzo es un tributo, en este caso la pérdida de visión de la montaña. Cuando era niño y vivía en la sierra no podía evitar el desconcierto que me producía alcanzar la cumbre. No era un punto afilado y extremo, sino una meseta, una llanura desde cuyas lindes podía ver los precipicios, los acantilados, pero también los valles que se perdían en el horizonte. Un abrazo y gracias por tu visita.
Publicar un comentario