lunes, 13 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [y XIX]

CONSTELACIÓN DE LEO
La pulsión del deseo de explorar y gozar del cuerpo amado no se aprende. Es manifestación natural del conocimiento que ciertos amantes desarrollan en pos de la sabiduría de los argomantes. Durante las siestas, por ejemplo, el argomante de Leo, dotado de las altas magnitudes de los soles que incendian su melena, ilumina con sus caricias la piel de la amada quien intuye bajo su alcochada ternura la acechanza de sus garras sobre sus muslos, gemelos arqueados por el deseo de la luz, por donde él se adentra. En esa exploración y empujado por el fuego de la pasión, el argomante atraviesa cúmulos de miradas, nubes siderales, nebulosas y sueños dejando tras de sí rastros de saliva para no perderse hasta llegar al nudo constelar, donde deja ir su lengua al interior de la galaxia y bebe del clítoris primordial de Géminis. Es el instante en que la conjunción se produce, Cástor y Pólux estallan y del cuerpo de la mujer surgen los gemidos de gozo que, a millones de años luz, astrónomos asirios observarán y confundirán con cometas orbitando en el espacio según las incógnitas leyes de la mecánica celeste.

sábado, 11 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XVIII]


CONSTELACIÓN DE LIBRA

Las manos son la lengua franca del argomante. Ellas hablan y dialogan con el cuerpo de la mujer amada y dejan constancia de sus formas y fórmulas trigonométricas. Sé de aquel argomante que midió con los ojos el torso de la mujer mientras las manos, guiadas por la luz de Isthar, se afirmaban en el firmamento de los hombros y luego rodeaban y sopesaban el volumen de los pechos. Azorado por los lampos del Lucero y movido a calibrar la pulsión del deseo, buscó más allá de Sagitario, al este de Virgo, la justicia constelar de Libra y se hundió en el horizonte vertical del seno hasta que la masa oscura de las areolas excitada por la lengua de las estrellas levantó los pezones y los pechos cayeron hacia lo alto erigidos, a veces, como la razón entre el deseo y la pasión (α = a sobre c), y otras como la función continua y periódica obtenida de las variaciones de esa razón.

viernes, 10 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XVII]

CONSTELACIÓN DE ACUARIO

El argomante, acaso bajo el efecto de Fata Morgana, puede ver nuevos horizontes, islas y castillos y también, entre una mirada de mujer y sus pies, cómo se gesta un cuerpo sideral en la constelación de Acuario. Sentir el magma ardiente y el oscuro rugido de la materia precediendo el nacimiento de la luz que abre la puerta de todos los misterios y él, incapaz de resistirse al deseo, quemar las naves del diluvio, para abandonarse al abismo de los muslos que sitúan las estrellas y organizan los sistemas solares, los cúmulos globulares y las nebulosas planetarias haciendo que An, el derramador, vierta de placer las aguas de la inmortalidad sobre la nueva galaxia.

miércoles, 8 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XVI]

CONSTELACIÓN DE SAGITARIO

Mientras el eco del último Big Bang reverberaba perdiéndose en la negrura estelar, los amantes se abandonaron el uno sobre el otro, para que sus cuerpos recuperaran las estructuras moleculares básicas que la gran explosión había dispersado. Él guardó su sexo en el cálido ecuador que partía el planeta en dos hemisferios y, desde el observatorio que le daba la cabeza apoyada sobre la  nuca de la mujer, observó que en el sector de los hombros, en el cuadrante Oeste de la constelación del Arquero, había dos pequeños asteroides, uno más grande que el otro, que parecían orbitar muy lejos del planeta al que pertenecían. El argomante contuvo el aliento, oyó la respiración de lo desconocido y sintió que la radiación infrarroja de una estrella menor alcanzaba la constelación. 

martes, 7 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XV]

CONSTELACIÓN DE CÁNCER

Un argomante nunca confunde el vigor de los músculos con el fuego de la pasión. Para él, el abrazo del cuerpo amado significa siempre un viaje a lo ignoto. Muy bien lo supo aquel amante que, en el camino de la caricia, descubrió que la conjunción de la belleza y la perfección se traducía en una clara línea euclidiana entre las piernas de la amada. Embargado por la admiración y el deseo desbrozó entonces el vello de Afrodita sin imaginar que al hacerlo, al sur de la constelación del Lince, en el mismo corazón de la constelación de Cáncer, hallaría el cúmulo abierto de la Colmena, cuyo panal rezuma la miel que el argomante del León no se resistió a libar. Tampoco imaginó que con esa pulsión de los sentidos excitaría los neutrones del púlsar de la Nebulosa del Cangrejo, la puerta constelar, por donde pasan las almas que desean un cuerpo para nacer y ser.

lunes, 6 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XIV]


CONSTELACIÓN DE ESCORPIO
Ante su amada desnuda y en abierta espera sobre el alba de la cama, otro de los argomantes de los que tuve noticias, se abandonaba a la mirada que avanzaba hacia el futuro topografiando las múltiples formas del Universo. Así fue como viajaba con ella más allá de los cúmulos globulares de la Vía Láctea, de la protonebulosa del Insecto y de la estrella doble de nombre cifrado hasta que se detenían rientes ante la hipergigante estrella roja de Antares. Allí, bajaba ella los pliegues del aguijón constelar y lo ensalivaba para endulzarlo, mas el escorpión no podía contener su instinto y la penetraba cada vez inoculándole el conocimiento de la noche cósmica. De este modo, la amada reconocía en sus caricias las enunciaciones de  la geometría de Euclides, en sus gemidos las notaciones musicales de las cifras de Pitágoras, y aprendía en un instante las cien lenguas que hablaba Ladón, el drakko custodio de las manzanas de la dicha en el jardín de las Hespérides. 

domingo, 5 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XIII]

CONSTELACIÓN DE ARIES

Los amantes dotados con el don de Pitias saben de la mujer amada y reconocen su cuerpo mucho antes de que el abrazo se produzca. Sé de uno que fue atraído por una mujer de piel lactescente cubierta de lunares de Mandelbrot. Seducido por aquellas formas geométricas que se organizaban a capricho de una inteligencia mayor, el amante recorrió calles y visitó teatros y librerías de viejo hasta que un día pudo dibujar en su corazón el mapa  de una constelación, cuyo bosque se hallaba al este de Piscis y al oeste de Tauro. Guiado por la magnitud de Aries, el amante se internó en el encinar escondido entre fractales hasta que, en la confluencia de dos ríos que nacían del sexo de dos enanas rojas, colgaba ante él vello rubio consagrado al Carnero. Lo admiró, lo acarició con la tensión propia de los hijos de Leo, y lo adoró hasta que el fuego arrebatado al Dragón inflamó su lengua y como una pitón penetró en el secreto hasta transmitir un sentido oracular al cuerpo de la amada, para que un día, al verlo, supiera quien era él.

sábado, 4 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XII]

CONSTELACIÓN DE PISCIS

Un día, cierto amante navegó por la espalda de su amada y, cuando el pez, exhausto, agonizaba boqueando de deseo, un respingo del cuerpo amado le abrió el desfiladero de las nalgas. Atravesó el pasaje de Tauro, que marca el límite de los hemisferios, y salió en el mar constelar de Piscis donde brillaban millones de peces albinos bajo dos estrellas colgadas de una cuerda. En ese instante, un cataclismo de horas y carne sacudió el cuerpo de la amante, quien asistió al orto y ocaso de mil soles y al nacimiento de lampos que siguen desde entonces la dirección futura hasta el fin de los tiempos. Llorando de gozo y dolor, ella comprendió que, aunque lo intentara, ya le sería imposible olvidar al argomante. 

viernes, 3 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [XI]

CONSTELACIÓN DE VIRGO
Amantados con el anillo de Saturno y bajo el influjo del fuego de Leo, el argomante llevó a su amada por la curva de la Osa Mayor lamiendo con su espiga los secretos de Virgo. Fue así cómo, tendidos ambos sobre los campos de estrellas de las once galaxias de la constelación, ella sintió en su vientre la contracción de la materia que trae consigo la noche estelar y al mismo tiempo el estremecimiento de las tormentas magnéticas que preludian, en el núcleo de los soles, el nacimiento de la luz. 

jueves, 2 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [X]

CONSTELACIÓN DE SAGITARIO

Lo que guía la mano del amante no es sabiduría sino deseo. Deseo de sentir el vibrato de la carne en el alma. Es así que ensaya las caricias sobre el cuerpo de la amada más no reconoce la sacralidad del abrazo hasta que ella, que ha descendido desde las lindes de Escorpio y llegado ante las puertas de Sagitario, lleva hasta el doble arco de sus labios la flecha que disparará hacia el ombligo estelar. Sentirá entonces el argomante subir la temperatura de las nebulosas, cúmulos y otros cuerpos del cielo profundo; verá los destellos particulares de la sangre convertirse en novas, y oirá el bullir de la gran tetera y la música sideral que alguno, acaso Mozart, traducirá para el oído humano. En esta notación de la caricia, resistirá la flecha la atracción de la masa oscura y al final, ante el vórtice umbilical de la galaxia, abrazado a su amada, el argomante se dejará arrastrar por la caudalosa riada de la Vía Láctea, la misma que alumbra el camino que siguen los peregrinos de un diminuto planeta solar situado a millones de años luz de su corazón.

miércoles, 1 de octubre de 2014

CONSTELACIONES [IX]

CONSTELACIÓN DE LIBRA

Navegando sobre los pasos de Orión, el amante se detuvo la eternidad suficiente como para que ella viera en sus ojos el reflejo de la hendidura celeste al oeste de Virgo. De este modo el viajero del amor le enseñó la perfecta línea en uno de cuyos puntos la tortuga alcanzaría a Aquiles. Ante esa visión rasuró ella el campo austral y dejó que el argomante buscara el equilibrio del gozo en el triángulo estelar que colgaba de la constelación de Libra dando sentido a la paradoja de Zenon de Elea.