viernes, 13 de junio de 2014

MÁS ALLÁ DE LOS DÍAS [Fragmento IV]


Al encontrarse con la mirada del animal, Manuel T. supo que aquello que intuyó años atrás, cuando decidió regresar del destierro a buscar su poema, había sucedido. Estaba sucediendo. El retorno había empezado a consumarse. Aunque el sentimiento de extrañeza persistía, iba, por fin, reconociéndose en el yo de una patria, cuya entidad desbordaba los límites de cualquier nación vulnerable al horror. No más soldados ni máscaras. No más miedo. Los nombres que no eran el suyo, como los días en los que fue un entredicho entre el terror y la esperanza, comenzaban a quedar atrás. Manuel T., el poeta, el extranjero que había visto la muerte y, seguramente, la seguiría viendo en el resto del camino, comprendió que había sido un esfuerzo inútil cavar la colina y rebuscar tantos años en la realidad del basural. Ahora sabía, estaba sabiendo, que el poema que había intentado desenterrar no iba a responderle y guiarle como creyó. El poema no era el mapa sino esa palabra viva, el mundo,  un acto de voluntad, le había dicho su abuelo cuando era niño sin que entonces lo entendiera y supiera que le hablaba de la libertad. El mundo es la casa que habitamos en libertad, pues de cada uno depende el gesto de la convivencia. Pero Manuel T. lo supo tarde, cuando el terror ya campeaba por doquier y convertía a los individuos en reos  del miedo. Ademanes esclavos que sobrevivían ocultos detrás de nombres impropios. Ahora, justo después de detenerse y ver su propio desamparo en la mirada del perro, Manuel T. comprendió la inutilidad de la nostalgia por lo que dejaba atrás. Lo que dejaba no era su hogar sino el espacio inhóspito que oprimía la voluntad y esa línea lejana en la que se perdía la carretera en dirección opuesta no era el horizonte sino la frontera, al otro lado de la cual estaba su patria. La casa donde había nacido y a la que debía regresar. Y creyó que la huída había concluido. Los soldados no llegaban tan lejos, se dijo, aunque más tarde, casi al final del trayecto comprobaría que no era así. 

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