sábado, 10 de enero de 2009

EL CORAZÓN DE LA CEBOLLA

Escribir para el pueblo. Escribir para el lector. ¿Qué pueblo? ¿Qué lector? Estas son las trampas del realismo. Los engaños del poder. De cualquier poder. De cualquier ideología que pretenda legitimar su dominio sobre los individuos. No se escribe para el pueblo ni para un lector determinado. Se escribe para conocer, conocerse y descubrir la realidad del mundo y de la naturaleza humana. El escritor no es un maestro. El escritor es un navegante cuya carta de navegación –su creación escrita- es el mapa de su propia exploración del mundo; una carta que otros, los lectores, el pueblo, pueden utilizarla para sus particulares exploraciones. Quiero decir, siempre individuales.
Si el escritor escribiera para el pueblo, para el lector ¿qué lenguaje debería utilizar para no engañarlo? ¿qué lenguaje debería emplear para no engañarse y falsear la realidad? La escritura es un acto individual que exige un lenguaje íntimo para reproducir todo aquello que se ha entrevisto más allá de la realidad visible. Y lo que se entrevé no son historias. Son realidades. Las historias se sostienen en argumentos, cuya misma naturaleza inductiva tiende a dar una visión parcial o superficial de la realidad y, consecuentemente, a falsearla. No se escribe a partir de un argumento, sino de un proyecto de viaje cuyo único vehículo de transporte es la palabra. La palabra despojada de todas las pieles que cubren y opacan su más profundo e íntimo significado. Ese corazón que, en su soledad vital, produce tantas armonías como almas que escuchen sus latidos. Quiero decir lectores que rechacen la inducción argumental y se lancen a su propia empresa exploradora sin temor a perderse.
[Del Cuaderno de notas de Manuel T.]

5 comentarios:

Felipe Sérvulo dijo...

Antonio:
Necesitaría tu correo , al margen de las canales "Blogger" para comunicarme contigo. El mío persona:
fservulo@telefonica.net
Abrazos

Mon dijo...

Totalmente de acuerdo. Pensado pero sin saber expresarlo.

Yo no creo que el autor deba dar tantas explicaciones sobre cuando,cómo y porque escribió un texto.

Los mejores que he leído son los que me dan libertad para expresarme en la duda del motivo por el cual fueron escritos.

Y no saberlo nunca, es poder ser lectora independiente. Sin que nada ni nadie me obligue a no sentir el disfrute de un buen texto escrito.

Un abrazo!

Mon

Antonio Tello dijo...

Felipe, ya te he enviado mi dirección.
Mon, para un poeta, narrador o lo que sea, crear es un acto de libertad, por lo tanto no debe estar condicionado ni tampoco condicionar. Sin embargo, el miedo a la libertad (E.From dixit) se cuela con frecuencia.
Abrazos

navarro beloqui dijo...

Querido amigo, si me lo permites, esto entra en contradicción con el 'deber civil' del poeta.

Antonio Tello dijo...

Hola NB, en la medida en que el poeta es fiel a su voz y no engaña al lector (al pueblo) distorsionándola cumple con su «deber cívil», porque le descubre lo que realmente ha visto o entrevisto y no aquello que él cree que el pueblo debe ver.
Sé que puede parecer contradictorio, pero como ya ha demostrado la geometría euclidiana, la línea recta no siempre marca el trayecto más corto entre un punto y otro.
Otra cosa: existen muchas posibilidades de que esté equivocado.