miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡JERUSALEM, JERUSALEM!

El año acaba con una guerra. Una y la misma guerra. Empezó hace mucho tiempo. Es la guerra de la sagrada estupidez; de la intolerancia y la incomprensión, pues ambos pueblos parecen ignorar que no hay supervivencia sin generosidad. No hay supervivencia sin aceptación del otro.
«¿Por qué se continúa fomentando el odio en la franja de Gaza? Nunca podrá haber una solución militar, porque dos pueblos luchan por una sola tierra. Por fuerte que sea Israel –dice Daniel Barenboim– siempre sufrirá inseguridad y miedo. El conflicto se devora a sí mismo y al alma judía, y siempre se le ha permitido que lo haga. Quisimos hacernos con tierras que nunca pertenecieron a los judíos y construir asentamientos en ellas. En este hecho, los palestinos ven, y con razón, una provocación imperialista. Su resistencia, su ‘no’, es absolutamente comprensible, pero no los medios que utilizan para llevarla a cabo, ni tampoco la violencia o la inhumanidad indiscriminada».
Pensaba en estos dos pueblos hasta ahora irreconciliables cuando hace un tiempo escribí los siguientes versos que son una «Advertencia»: ¡Ay del pastor que alza su cayado y atribula al cordero inerme! / ¡Ay del pastor que fundamenta al rebaño armado! // ¡Ay de la paloma que zurea en la sílaba del olivo!. El fragmento del poema que sigue nace del mismo dolor que provoca la estupidez humana.

4 comentarios:

Antonio Tello dijo...

Comentarios recibidos vía mail:

- He oído el poema y compruebo que Gaza no es un simple episodio de guerra con Israel, sino algo mucho más amplio, generalizado y sin tiempo, auque hoy está más presente que nunca. Por cierto ¿cuándo publicas ese libro inédito?
Santiago Miró


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Querido Antonio:Estupidez aparte, creo que Israel tiene todo el derecho a defenderse, y si cabe los palestinos a vociferar y hacer lo que puedan. En lo que a la guerra respecto, creo como Heráclito que es inevitable y lo ha sido hasta ahora. No comparto para nada la actitud de Barenboim, que para mi no es modelo de nada, lamentablemente. Se puede ser modesto y altruísta cuando se es famoso y rico. Mi visión de los hechos la reflejé en un poema que se llama Sabiduría judía y que quizás, tal vez, a lo mejor no te gusta.
Un abrazo como siempre cálido y fraterno. Habiendo perdido tantos familiares en la época nazi e incluso teniendo parientes heridos por palestinos en Israel no me siento demasiado compasivo con los árabes. Lo siento. Mario Satz

Antonio Tello dijo...

Gracias querido Santiago. En efecto, el episodio forma parte de la guerra que siempre ha mantenido el pueblo de Israel con sus vecinos. En la Biblia los palestinos no son otros que los filisteos y el primer gran “duelo” lo libran David y Goliat, el gigante que aterrorizaba a los hebreos. Ahora es Israel ese gigante.
Ignoro cuándo se publicará el poema. Estos no parecen tiempos para la lírica.

Antonio Tello dijo...

Querido Mario, como bien dices en tu poema, “la equivocación no está en las víctimas sino en el crimen”. Lo que cuestiono no es el derecho de Israel a tener un estado, sino al modo de “defenderse” al mismo tiempo que cuestiono el terrorismo islamista. Aquí no se trata de defensa, bien sabes que la violencia, la brutalidad, no tiene nada que ver con la sabiduría. Precisamente esa forma de entender la sabiduría, que es la misma que utilizan los terroristas islamistas, es la que cada día ahonda la herida por la que sangran los dos pueblos.
Tener dinero y fama no invalida los gestos. En el caso de Barenboim se ha ganado ambos con su talento. Por mi parte, creo que es un hombre muy valiente y, sobre todo, consciente de la responsabilidad civil que atañe a los artistas y que, como bien sabes, siempre reclamo de los poetas.
Por último, quiero que sepas que, aunque parezca ingenuo, confío en la bondad última del género humano y amo y soy leal a mis amigos, aunque sus pensamientos no comulguen con los míos. En definitiva, que me importan más las personas que los pueblos, las naciones o las comunidades de sangre.
Un fuerte abrazo, Antonio

Antonio Tello dijo...

Respuesta de Mario Satz:

Hola poeta:
Gracias por tus comprensivas palabras en momentos tan duros para el Medio Oriente y en especial para mi. Por lo visto tu sereno pensamiento puede más que mi temblorosa y triste emoción por lo que sucede allí. No soy ajeno al dolor de las dos partes, pero ¡definitivamente no puedo ni quiero ser imparcial! Estoy comprometido hasta el tuétano con Israel, es mi deber y mi elección. Mario.