El poeta tiene un pacto tácito y ha de tener un compromiso ineludible con la ciudadanía. No digo pueblo, porque es una voz desprestigiada por el populismo. El pacto y el compromiso no lo obligan a rebajar su voz sino a hacerla oír en los diferentes registros que exigen la poesía y la civis.
Ante la situación de crisis económica, política y ética que viven los ciudadanos; ante el abuso del poder económico-financiero, la malversación de las palabras ejercidas desde tales centros de poder y el radical menosprecio a la actividad cultural y la creación artística, el poeta tiene la obligación de adherirse a la huelga convocada en Europa. No ha de hacerlo por las confusas reivindicaciones que cada grupo o sindicato proclama, sino para luchar contra la tiranía de un sistema inhumano, que sume en la miseria a millones de ciudadanos, doblega y corrompe su voluntad y desdice el sentido de las palabras sembrando la confusión.
Para el poeta comprometido no se trata de hacer una romántica y metafórica huelga de versos caídos, sino de apoyar la huelga convocada actuando para romper esa inmovilidad que permite al poder sustraer los derechos y el bienestar de la ciudadanía.
5 comentarios:
Hola Antonio:
¡¡Muy buena entrada!!
y excelente postura política, porque de eso, en definitiva, es de lo que estamos hablando.
Yo también fijé mi postura en el blosss. Me sumaré a la huelga general por una cuestión de dignidad, primero y de conciencia después.
Celebro que nos encontremos en la misma brecha. Quizá nos soprenderíamos de tantos mohicanos que creyeron ser los últimos.
¡ah, por supuesto, no me patearé las calles de Vilanova -ciudad de grandes luchas obreras-, por las simplistas reivindicaciones sindicales "Este es un sistema podrido y sólo necesita que le peguemos una patada para que caiga", son palabras de Saramago dichas al principio de la crisis, allá a finales del 2008. Palabras que suscribo totalmente.
amigo Antonio, un gran abrazo.
salut,
hugo
Gracias querido Hugo. El arma de los poetas es la ética y el deber de los escritores no olvidar que son trabajadores. Un fuerte abrazo.
El poder que doblega y corrompe su voluntad y desdice el sentido de las palabras sembrando la confusión...
se puede decir + alto pero no + claro, Antonio. El poeta tiene la obligación de estar lúcido... y para eso hay que jugarse. Y el verdadero poeta no conoce otro destino que ése.
Abrazos :+
Digamos, Rab, que de la lucidez del poeta depende de que los ciudadanos no pierdan su voz. Un abrazo.
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