miércoles, 11 de marzo de 2009

LA SOLEDAD DE LA RAZÓN


«Hay diversos caminos para la soledad. Un hombre podría transitar más de uno. La soledad bien podría estar sobredeterminada.

Un camino es el tomado por la corriente dominante de la filosofía occidental. Ésta se inicia con el desafío prometéico de Descartes, que decidió ir solo, apartándose de las costumbres y prejuicios de su propia época y cultura y buscar la verdad por sí mismo. Pensó que sería posible juzgar la cultura en la que había sido criado desde la situación privilegiada de un individuo purificado por la duda, que no acepta nada a lo que su razón le obligue. El exilio cósmico, como Quine acertadadamente le llamó, era, sobre todo, un exilio cultural. Expresión de una desconfianza extrema en la cultura, la propia y la de los otros. Además, Descartes sentía un profundo desprecio por la cultura, a la que llamó "costumbre y ejemplo", considerándola la fuente de todo error. La mente humana estaba constituida de tal forma como para asegurar que, por sí misma, podía encontrar la verdad, ésta era la solución de Descartes para el problema del mar, para permitirle exculpar a Dios de la carga de conducirnos a errar. No es el hombre en tanto que creado por Dios el que yerra, sino el hombre en tanto que pervertido por la cultura...».

[De Lenguaje y soledad, Ernest Gellner, Editorial Síntesis * Imagen: Hopper]

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