sábado, 18 de diciembre de 2010

CALENDARIO (I)

Escena báquica con Minotauro, de Picasso

                                                  Anterior a todo pensamiento, el hombre
                                                  comió, bebió y gozó;
                                                  también luchó contra la bestia y sobrevivió.
                                                    
                                                  Entonces
                                                  ¿qué malvada inteligencia insiste
                                                  en enfrentarlo a la razón y a la muerte?

De Conjeturas acerca del tiempo, el amor y otras apariencias (Cartografías, 2009)

11 comentarios:

RAB dijo...

Hoy me desperté pensando en que éste es un planeta, una casa, y no un campo de batalla.
El minotauro picassiano tiene pinta de estar más bien en el reposo del guerrero.
:+

Antonio Tello dijo...

Para mí, querida Roxana, el mundo era en ese tiempo mítico una casa de holganza anterior a la lucha, anterior a la violencia que el hombre ejerce contra sí mismo y lo separa de la naturaleza.

José María Banús dijo...

La razón es nuestra virtud y nuestra condena, Antonio. El hombre está condenado a mirar El Todo a través de la razón. Entonces es cuando nace el problema: si miramos una manzana roja con unas lentes tintadas de color azul, la manzana nos parecerá azul aunque sea de cualquier otro color. Hay una carencia de objetividad absoluta. Aunque diéramos con una teoría científica unificadora sería insuficiente para conocer una mínima parte del Todo. Más bién sería un viaje de introspección para conocernos a nosotros mismos. La ciencia es un psicoanálisis más que ninguna otra cosa. Estamos buscando dentro de nosotros en vez de mirar hacia fuera. Eso es justamente lo que hace la lógica. Nos chocamos contra las paredes invisibles de la razón.
Aunque la ciencia y la lógica se empeñen "no podemos llegar a conocer el Todo, sólo podemos aspirar a sentirlo" que no es poco.

Un abrazo, Antonio.

Antonio Tello dijo...

Interesante reflexión, José María. Pero cuando dices "el hombre está condenado" debo inferir que te refieres al hombre occidental, pues toda nuestra civilización se asienta en el orden de la razón que los filósofos griegos formularon a partir del mito y que, siglos más tarde, Descartes planteó como extremo justificativo de la existencia (cogito ergo sum).
Desde ese momento, la razón centra la construcción del mundo y tiraniza las acciones del ser humano restando espacio a otros recursos y vivencias (pienso en la intuición, la imaginación, la fantasía) del diario existir y le causa un cierto incomprensible ahogo. Eso que llamamos angustia existencial que nos extranjeriza del mundo (Camus) o nos provoca la náusea (Sartre).
Un fuerte abrazo y gracias por apuntar y provocar estas reflexiones.

RAB dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
RAB dijo...

Comparto, Antonio, creo que añadir alguna otra cosa será caer en la redundancia.
Importante, igual, señalar que sentir y pensar son cosas bien distintas. Afortunadamente.
:+

Antonio Tello dijo...

Así es Roxana, sentir y pensar son dos cosas distintas. Mientras el sentir compromete la pasión, en el sentido en que hablaba de ella CArlos Gurméndez, el pensar nos sitúa en la conciencia del existir.

RAB dijo...

Lo bueno es que se integren y no que se confundan, ya sabes: juntos pero no revueltos. El problema del racionalismo es que ha querido leer con sus códigos lo invisible, haciéndolo falsamente visible y por tanto fátuo. Es lo que le decía a JC Aguirre la vez pasada: la intuición está muy desvalorizada, y tanto, que sus propios defensores la someten al microscopio. Ni hablar de la imaginación: todo lo que no esté "probado" se somete a escrutinio y parece que para ser objetivos hemos de atenernos al absolutismo científico inclusive en las artes. La emoción se vende a precio de saldo.

Antonio Tello dijo...

El problema de esta tendencia que señalas y que alcanzó patente de doctrina -actualmente con pretensiones canónicas- con el realismo y el naturalismo decimonónico, es que la creación literaria no puede ser sometida al método empírico que exige cualquier experimento científico.

RAB dijo...

Ninguna forma artística puede creo yo... si te vas a las bellas artes actuales, por ejemplo -y esto va más allá de la zona "muerta" de los museos- verás que prima un arte desapasionado y casi quirúrjico que se proyecta en los observadores, es pura estética sometida a la rigidez de los tabloides, descreimiento total y un nihilismo "divertido" que cuando está bien planteado y se fundamenta en la experiencia está justificado, pero la mar de las veces es una burda imitación de lo mismo que se hizo hace 50 años...
yo soy partidaria de la música. Quizá sea la única que se va salvando (excepto el rock, que se repite a si mismo) por eso mismo que tiene de intangible, y parece haber una vuelta a lo ancestral (en algunos casos).
Ah, qué tema más fascintante...
fíjate lo que motiva tu pesía.
:+

Antonio Tello dijo...

El arte plástico dio un salto de calidad enorme a finales del s.XIX cuando se independizó de la forma y de la imitación de la naturaleza. Lamentablemente, después cayó en el mercadeo y el esnobismo que dio paso al pop o al abstraccionismo sin sentido.
En literatura, todos los intentos de independencia (Proust, Joyce, Woolf, Faulkner, etc.) han sido abortados o arrumbados a la consideración de minoritarios en beneficio del canon realista decimonónico.
La música se va salvando "por los acordes", pero estoy de acuerdo contigo en que es el camino. Mi escritura está orientada hacia ella a fin de trascender los límites de la palabra, como verás, si tienes ocasión de leerlo en Sílabas de arena.
Gracias por tu consideración.