lunes, 27 de diciembre de 2010

A SEMEJANZA DEL MAR

Joseph Conrad

«Nos habíamos sentado en torno a mi hoguera tres oficiales. El tercero era ese ayudante que ya he mencionado. Quizá fuese un tipo sin mala intención, pero no tan buena persona como hubiese podido ser sin sus rudos modales y su burda visión de las cosas. Solía razonar acerca de la conducta de las personas como si el ser humano fuese una figura tan simple como, por ejemplo, dos palos cruzados el uno sobre el otro; cuando de hecho el hombre se parece mucho más al mar, cuyos movimientos son demasiado complicados para que nadie pueda explicarlos, y de cuyas profundidades puede surgir Dios sabe qué en cualquier momento».

De El alma del guerrero, de Joseph Conrad (Trad. Enrique Murillo).

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