jueves, 13 de enero de 2011

PRESENTE INDICATIVO

Ruinas de Nuenen, de Vincent Van Gogh

Observo:
La iglesia que el pintor
ha erigido en la colina sobrevolada de pájaros y cruces
tiene la torre trunca. Su puerta está entreabierta y
la maleza agrieta sus paredes de piedra.

Pregunto:
¿Quién puede afirmar que las mieces que los hombres siegan
no se convierten en las aves que incendian el atardecer?
¿Quién puede asegurar que la ruina de Nuenen existía antes 
de que el pintor dejara su impronta en la tela?

De Conjeturas acerca del tiempo, el amor y otras apariencias (Cartografías, 2009)

2 comentarios:

José María Banús dijo...

Muy bonito e interesante poema. No sé por qué pero se me viene a la cabeza el cuadro de Magritte "esto no es una pipa". Cosas del inconsciente, supongo.

Un abrazo, poeta.

Antonio Tello dijo...

Sí, José María, como en otros poemas míos, el alma está en la pregunta que suscita una visión. Un fuerte abrazo.