Mujer con camisa, de André Derain. |
por el faldón de la camisa, que ondeaba al viento.
Una vez, pero hace ya muchos días de esto, me bebí un vaso
entero de no me acuerdo qué y tu imagen retembló
hasta posarse sobre la superficie del líquido.
Y de nuevo sólo a ti llegué a oír en la voz cantarina de una
mujer que algo tarareaba al desgaire.
Una noche, sentado con los camaradas en redor de las
rojas ascuas de la hoguera, contando historias en
una lengua cuya hechura hablaba por sí sola ante
un manto de blancas estrellas:
eras tú la que se escabullía reidora
en la torpeza de las sombras tambaleantes.
Truncas respuestas del recuerdo me hacen saber que estás
viva, con el rostro de un espectro que se asoma
tras algún umbral, en algún lugar, en medio de la
pujanza y la furia de la ciudad
O bajo una masa de musgo y hojas secas, en silencio, a la
espera, bajo los brazos nudosos de un roble, lista
como nunca para echar a correr en cuanto te
agarre por esta tu camisa ondeante.
De Brumas y hogueras, de Carl Sandburg (1878-1967). Trad. Miguel Martínez Lage.
2 comentarios:
Hola Antonio:
Un poco tarde, como suele ser costumbre, pero te debía ya unos cuantos comentarios y comienzo por esta camisa. De Sandburg recordaba el comienzo de su poema Chicago. Ignoro si el mejor Lorca,el de Poeta en Nueva York desconocía a Sandburg y concretamente ese poema, porque tiene ciertos puntos en común aunque hablen de ciudades diferentes.
Respecto a "La Camisa" rescata el valor de perseguir siempre aquello que nos justifica la existencia. Buscar sin descanso lo que el faldón promete o esconde. Quizá, no es tan importante la camisa en sí, sino todo lo que provoca el inicio de un camino, pero también lo que se pierde por conseguir agarrar ese faldón.
Interesante que traigas a Sandburg, poeta no muy conocido por aquí y un poco olvidado, como es mi caso.
un abrazo,
salut,
hugo
Muchas veces he pensado en la posibilidad de que Lorca conociera a Sandburg ylo influyera mucho más que Whitman en su Poeta en Nueva York, que ciertamente es un salto cualitativo muy radical en su poesía.
Coincido contigo en tu lectura de La camisa.
Por otra parte, me asombra mucho el desconocimiento que hay aquí de Sandburg, de quien sólo puedo registrar una edición de su Poema de Chicago en La Poesía Señor Hidalgo, con la magnífica traducción de Martínez Lage, el mismo que hizo una bellísima traducción de Absalom, Absalón de Faulkner y que publicó La otra orilla.
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