domingo, 6 de junio de 2010

OJOS

Un rumor de voces apagadas me despertó al amanecer. Por unos instantes traté de escuchar con los ojos cerrados el murmullo que me había sacado del sueño y cuando los abrí vi que en la habitación, y presumiblemente en toda la casa, decenas de ojos, como de gente que charlaba en una fiesta, flotaban en la penumbra. Bajé los párpados y me desperté para ducharme. Al abrir el grifo, infinidad de miradas muertas se escurrieron por el sumidero.
De Cuaderno de notas de Manuel T.

4 comentarios:

Natalie Sève dijo...

Sumidero.. que buena palabra por donde escurrir..

Un abrazo Antonio!

Natalie

Antonio Tello dijo...

¡Hola Natalie! Gracias por tu visita, un abrazo

hugo dijo...

Hola Antonio:
Aunque has renovado tu entrada con un fragmento muy interesante de Las Olas, hace días que pienso en este relato -mi doble vida, la que me da de comer, a veces, me impide tener el tiempo necesario para dedicarlo a lo que realmente me importa-.

"Ojos" me ha resultado interesante -y me ha gustado, es obvio- por dos aspectos. Primero es esa especie de invitación a la sinestesia del despertar:"traté de escuchar con los ojos cerrados".
Después el despertar en dos fases, la primera es ese despertar aún en el sueño -o en la dudosa instancia en que el narrador se aferra al sueño-. Los ojos no cuestionan lo fantástico y aceptan la presencia de "ojos que charlan como en una fiesta". La segunda fase es el despertar a la contingencia cotidiana: la ducha, el sitio adónde van a morir no los ojos, sino las miradas y, además, tragads por el ojo mayor: el sumidero. La realidad es inapelable y Manuel T. sólo acaba de despertarse

Y hasta aqui llego, tarde, como siempre, pero después de la lectura de un texto que se agradece, sobre todo en ese formato de microrelato.

Antonio, nos seguimos leyendo,
salut,
hugo

Antonio Tello dijo...

Querido Hugo, gracias por tu agudo análisis de esta nota de Manuel T. en quien ya imagino una sonrisa bonachosa y agradecida.
Manuel T es un poeta que protagoniza algunas de mis novelas y cuentos. A poco de desaparecer (al parecer regresó a su tierra) fui al piso que ocupaba y allí, entre muchos papeles tirados, encontré su Cuaderno de notas en el que apuntaba todo lo que se le venía a la cabeza, desde borradores de poemas y cuentos hasta reflexiones sobre la creación, reseñas, fragmentos de libros que le habían gustado, etc.
Un fuerte abrazo