lunes, 11 de mayo de 2009

JUAN MARSÉ Y EL ARTE DE CONTAR

En su discurso de aceptación del premio Cervantes, Juan Marsé hizo una explícita defensa de «las historias bien contadas» y otra más contenida del realismo, al que definió como «el único lugar donde puedes adquirir un buen bistec», según la cita de Woody Allen. «Procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje; porque será el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo», afirma Marsé.
Pero me pregunto ¿qué es tener una buena historia que contar? ¿en qué consiste el buen uso de la lengua?. De acuerdo con sus palabras podría situar a Marsé en el nicho del realismo decimonónico, al que no pocos que levantan la bandera del «contar historias» pretenden imponer como canon narrativo moderno. Pero la honestidad y la sensibilidad de Marsé, aunque no sea un teórico y no se sienta cómodo reflexionando sobre la escritura, le permiten intuir que «lo inventado puede tener más peso y solvencia que lo real». Esto significa que Marsé ya empezó a sacudirse la caspa realista y su patrón argumentativo, sobre todo desde su intensa Rabos de lagartija, pero la losa ideológica del realismo le sigue pesando sobre su esquema discursivo como pesa sobre buena parte de la producción literaria actual asfixiando la fantasía de los contenidos y de las formas.
El buen uso de la lengua no es el instrumental al servicio de la historia ni tampoco el que permite un estilo depurado al que parece aludir Juan Marsé. El buen uso es dejar que la lengua se valga del escritor para narrar una historia propia. Es decir que de ningún modo el escritor puede pretender tener una historia a menos que sea un cronista de la realidad y se limite a escribir –documentar, testimoniar-, los hechos cotidianos, por los que los realistas sienten tanta debilidad.
(Del Cuaderno de notas de Manuel T.)

4 comentarios:

Mon dijo...

Según dice Juan, todos podriamos tener una novela propia en nuestra biblioteca pues cada uno guardamos una vivida que pudiera ser narrada.

Según mi punto de vista y he leido dos novelas de Juan Marsé, lo que debe ser es contar la realidad o la ficcion desde esa parte individual que nos hace unicos. Algunos mas raros que otros.ALgunos mas reales...Pero si lo que se escribe es lo que hay en mente ¿donde leo lo real?

Un beso.

Antonio Tello dijo...

Querida Mon, probablemente cada vida puede ser narrada, pero no creo que todas lo merezcan.
En el acto de creación concurren muchos elementos internos y externos cuyo equilibrio expositivo depende del talento, la imaginación y la inteligencia con que se los trate. Cuando esto sucede nos damos cuenta de que no hay una realidad. "Lo real" entendido como algo único y universal no existe.

Natalie Sève dijo...

Concuerdo totalmente contigo Antonio en que lo "Real" no existe en esos términos. Siento que en una buena novela, poema o en cualquier tipo de creación, esa dimensión de "realidad" se relaciona directamente con la honestidad con la que conecta el escritor o el artista, con el vuelco honesto de su directa realidad en la obra, y en este proceso cualquier herramienta, como sean las palabras u otro lenguaje, pasan a servir tal propósito.... me parece que en eso consiste, bajo mi entender, el utilizar correctamente la lengua, cualquiera esta sea..

Un abrazo!
Natalie.

Antonio Tello dijo...

La honestidad del artista, como bien dices Natalie, es fundamental para concebir una obra que refleje dimensiones de una realidad cegadas para la impostura o la mera crónica testimonial. Gracias Natalie por tu visita y sobre todo por tu reflexión.