Hace unos días murieron dos grandes poetas uruguayos, Idea Vilariño y Mario Benedetti. Las reseñas, obituarios y las declaraciones de escritores, artistas, políticos convirtieron el sentimiento de pérdida en un obsceno ejercicio de grandilocuencia. La vacua hipérbole alcanzó su tópico límite en expresiones como «la poesía ha muerto» o «ha muerto el último poeta del compromiso».
Sin entrar en el detalle del fuego de artificio que enciende la mortuoria feria de vanidades que se levanta en ocasiones semejantes, resulta casi ofensivo la declamación y publicación de tanta tontería. La poesía no muere porque muera un poeta, por más grande que éste sea. De ser así, la poesía murió con Homero y Dante, Petrarca, Juan de la Cruz, Shakespeare, Whitman, Juan R. Jíménez, Borges, etc. no escribieron poesía. ¿Qué escribieron entonces? ¿Por qué se les llama poetas?
No, la poesía vive en cada uno capaz de sentir lo que hay más allá de la mirada. La poesía vive en cada uno capaz de leer y recrear eso que llamamos poema. La poesía vive en la pulsión del mundo y de las cosas que nos alimentan; en el polen de las flores y en las cenizas de los muertos.
El poeta mexicano José Emilio Pacheco, reciente premio de poesía Reina Sofía, a quien Casa América de Barcelona rinde homenaje el viernes 22, a las 20 hs. en la voz de varios poetas hispanoamericanos -Dante Bertini, Darío Jaramillo Agudelo, Arturo Bolaños, Efi Cubero, Carlos Vitale, Carlos García y quien escribe- anotó: De tanta vida que hubo aquí, de tanta / grandeza derrumbada, sólo perduran / las pasajeras flores que no cambian.
2 comentarios:
Cuánta razón amigo en tus letras. La poesía no muere vive y revive en las letras de hombres que la sienten y la hacen sentir a los demás y mientras haya una pizca de sensibilidad la poesía estará aquí entre nosotros haciéndonos vibrar con la palabra escrita o recitada.
Un saludo cordial
Ya dijo alguien que podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía, lo cual me recuerda que Einstein decía que obtenía la música del Universo. Supongo que es lo mismo que decía Miguel Ángel, que la belleza estaba en la piedra. Un abrazo
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