El nadador, de Beatriz Silva |
El nadador se arroja a la ciudad. Y nada.
Toda la noche. Hasta que el músculo cede.
Hasta que la carne abandona su voluntad, nada.
Excesos de la industria. Novas de neón.
Al amanecer, detritos de mensajes flotan en el océano.
El nadador que se lanza a la noche perece en el día.
Del libro Nadadores de altura (Cartografías, 2011). El cuadro de Beatriz Silva pertenece a la muestra dedicada al libro que se inauguró el 12 de marzo, en la sala ARP del Centro Cultural Trapalanda, de Río Cuarto (Argentina).
4 comentarios:
Un placer volver a leerte.
De nuevo por aquí, nadador, qué bien.
Gracias Felipe, el regreso es tan emocionante como la partida. Un abrazo.
Iván, nadar es un ejercicio de voluntad y resistencia que nos justifica en el mundo. Un abrazo
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